QUIEN QUIERE,PIERDE

Para mí las relaciones interpersonales siempre han sido un caos. Porque como siempre, no controlo lo que siento. La mejor explicación de cómo me veo cuando me siento es una de las frases preferidas por mi prima. Soy un elefante en una cacharrería. Me siento demasiado grande para un espacio pequeño, me tropiezo con todo y como es normal todo hace un ruido infernal. 

Y así me siento de nuevo. No me lo puedo creer. En el mismo punto. Querer más y no tenerlo. La diferencia entre antes y ahora es que no me flagelo pensando en si está bien o está mal. Yo soy muy feliz y muy buena persona siento cómo lo hago. La culpa, mía . La autogestión emocional no me estaba yendo tan mal pero aún estaba en N.M. 

Está claro que no todos sentimos igual, si fuera así todo sería mucho más fácil para mí. Saber que la otra persona está en mi misma situación me haría despreocuparme de si es demasiado. Eso sólo me pasó con Ardo. Por eso fui feliz, lo más feliz que he sido nunca y le pude querer tanto. Como suelo decir :- dejé mi alma en el camino por amor. Pero también fui lo más infeliz. Dejar el alma en el camino no fue bueno porque si lo das todo, lo pierdes todo. Tanto di y perdí que llegué a enfermarme y necesitar medicación, psicólogo y psiquiatra. Es la peor época de mi vida. 

Puede que por eso trate de controlar lo que siento. Porque si lo hago sin media puede que me pierda entre la niebla. Hasta hace unos meses revisé mis diarios de hace 4 años, no me di cuenta de que yo era capaz de querer a ese nivel. Era enfermizo. Pero es lo más bonito que he sentido nunca. Desde entonces no he querido igual. Con Alejandro lo intenté. Pero pronto llegó la frustración de que no estabamos al mismo nivel y todo terminó en poner por encima mi amor propio. 

Hace poco leí una frase que explica esto a la perfección 《Amate tanto que cuando alguien no te valore,seas capaz de silenciar lo que sientes y recordar lo que mereces》 y como buena Dory , nunca recuerdo de esto hasta que ya ne he frustrado tanto que me he ido de copas con el diablo. Como dice mi madre:- Purpurina, tú quieres como una adolescente y es que tú eres así. Y por mucho que me duela, ella tenía razón. Más me hubiera gustado a mí que no la tuviese. 

¿Me complico demasiado la vida? Bajo la receta de Sadhguru en su vídeo de ¿Cómo enamorarse sin apegarse?  Todo parece muy sencillo. Puede que se trate de eso de tener emociones dulces o amargas.

Antonio y yo pareciamos estar en guerra por el poder emocional. Puede que él ni siquiera se haya dado cuenta. Pero parece que lucho por ver si se involucra y su motivación, para saber a qué nivel estaba y saber si era posible poder relajarme emocionalmente y confiar en él. A no ser que yo le mandara WhatsApp, no recibía noticias de él. Estaba claro, no había iniciativa motivacional. La comunicación no era constante pero tampoco ausente. Los mensajes eran del estilo somos amigos pero con algo de cariño. Puede que sea el comportamiento más normal. Al fin y al cabo estamos conociéndonos. Pero seguía sin cuadrarme, las intenciones fueron aparentemente intensas y determinantes, en cambio ahora la actitud por WhatsApp era descuidada, despreocupada y demasiado neutral. 

Siento como mis emociones dulces se vuelven amargas. Entendía por qué Antonio no era como yo. Pero sabía perfectamente, que si no eramos parecidos esto tenía los días contados. Y yo sólo podía pensar que así no. Era mala señal. Cuando yo digo no por primera vez a menos de una semana de empezar la interacción con alguien era sinónimo de ¡Abandonen el barco!. El agujero ya estaba hecho y el barco diría lo que tardase en llenarse de agua.

Así soy yo. Llevo toda la vida aceptándome como soy. El conocerme va sucediendo sólo, pero después de eso, lo que más me cuesta es aceptarme. Siempre estoy buscando trucos para controlar lo que siento y entender cómo y por qué ocurre las cosas así dentro de mí. Es duro tender que pelear contra ti mismo todo el tiempo, es agotador. Dicen que...Dios te da sólo aquello que puedes soportar. En esta situación, siempre me imagino a Dios sentado en un bar bebiendo un copazo con dos montañas: personas y tareas. El día que me tocó seguro que ya iba a chupitos de tequila. Si no, no entiendo cómo se le ha ido tanto la mano conmigo. 

Soy una persona exigente por excelencia, conmigo misma soy el peor juez. Y es que perdonarme a mí misma nunca se me ha dado bien. Con los demás solía ser más benevolente. ¿Cómo podía ser, que con alguien que me importa poco podía ser más beneplácita que con alguien que quería o conmigo misma?

Está claro, cuánto más quiero a alguien más me importa que sea su mejor versión. Ese es el compromiso del amor, ayudar a otro a ser la mejor versión de sí mismo, respetando su personalidad. Querer no es cambiar, es perfeccionar. Para eso necesitas conocer muy bien a la persona a la que quieres. Sólo de esta manera podrás ayudarla a perfecionar aquello que le cuesta. Yo prefiero apoyar en el momento de dificultad que solucionorarselo. Si solucionamos en problema nosotros, estamos negamos la posibilidad al otro a crear herramientas que no sólo le sirva para ese momento, sino para otros futuros. Cuando solucionamos sin más, esa persona al recibir ayuda estará agradecida, por lo que sentimos que nos necesita y eso alimenta nuestra parte de que somos imprescindibles. Vanidad pura como el azúcar, eso no es ayuda desinteresada. En la mayoría no somos conscientes, pero es así. O pensamos que el otro no sabe y en vez de enseñarlo quedamos como el grandioso que sí lo sabía hacer. Narcisismo en chocolatina. Esto mucho tiene que ver con el complejo de superwoman que tengo a veces. Hasta yo soy narcisista y me siento bien al ayudar, pero estoy limitando al otro a crecer. 

Y aquí termina el trajín de hoy , una receta de pollo al limón hubiera tenido más éxito. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

DEL ESTRÉS AL SEXO

¡MUERTA! ¡AL INFIERNO LATINO!¡

¿POR QUÉ SOY ASÍ?