EN PRO DEL CAMBIO
Soy de esas personas a las que le cuesta hacer cambios. Porque esto significa que tengo que hacer un sistema para que no falle. Probar y ajustar hasta que sea eficuente. Lo sé, tengo complejo de mayordomo del anuncio de Tenn, un producto revolucionario en lo 90. -Con Tenn el algodón, no engaña. Pues a base de probar y probar, espero conseguir la perfección. Ese algodón blanco y perfecto.
Después de varios días de entradas en el blog, creo que me estoy convirtiéndo en la versión femenina de Shelldon Cooper. Y me da bastante miedito. No sé si más que equivocarme. Pero oye, ahí, ahí está.
Cuando conozco a alguien siempre hago lo mismo, hago hipótesis de su comportamiento y a partir de ahí, intento generalizarlo. Si lo consigo preveer me siento más segura y me fío, si no... ¡Chalecos salvavidas para todos!
¿Por qué tengo la necesidad de hacer esto? ¿Si ninguno decidimos lo mismo en dos momentos distintos?. Aunque nos sometan a la misma decisión bajo las mismas condiciones, puede que no elijamos lo mismo. Estamos en contínuo cambio. Lo que hoy puede ser el "planazo perfecto", mañana puede que no sea tan..."planazo", sólo por el simple hecho de no estar en el mismo momento o sentir lo mismo.
Antonio y yo éramos bastante distintos en un inicio parecía que no, pero cada día que pasa, se notan más las diferencias. Esas que me hacen estar tan disconforme y me hace lucha contra mí misma. En este momento de mi vida puede que tenga predisposición para pasar esto y sólo sea eso, sólo el momento. Como me dice An:-Purpurina puede que sólo fuera el momento perfecto para que eso ocurriese. Y seguro que tenía toda la razón, porque en otra situación a la primera de cambio a otra cosa mariposa.
Una posibilidad es aceptar ese momento de cambio y sacarle rendimiento, aunque yo no sé bien cómo se hace. Incluso me de miedo intentarlo.Otra vez miedo. Va ha terminar siendo mi palabra del año. Sino lo es ya. ¿Y cómo no?Miedo a ¿ Qué? A equivocarme. Esto es peor que el gazpacho en pleno verano calentorro. Demasiado repetitivo. Según Albert Espinosa , los miedos son dudas no resultas.
Con la información no hay miedo. Hay decisiones (esto es de mi cosecha)
Puede que sea así, si tuviera la suficiente información sobre Antonio, no tendría miedo, podría decidir. Así que el miedo podría definirse como un estado transitorio entre lo desconocido y lo conocido.
Hoy Antonio y yo tuvimos un conflicto. Habíamos quedado para vernos. Ayer el salió, y pasé todo el día esperando a que se involucrara, cuánto más día pasaba, menos noticias tenía. Se levantó malo, la cita se fue al garete y con ella empezaron los sentimientos de mal estar y de: <¡Te lo dije!>Dentro de mí. Me jodía, me jodía y mucho. Tantas pretensiones para nada. No tenía ganas de volver a sentirme inestable, ni gestionar pensamientos todo el día. Sólo quería estar tranquila. Y por cómo es Antonio, no tenía pinta de fuera posible.
La culpa de todo en mi vida es mía. Por no saber gestionar, por gestionar mal, por no ser fiel a mi misma. Hay una frase de una canción de Rosana " Llegaremos a tiempo"
Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro.
Si disparan por fuera y te matan por dentro.
La culpa es mía por darle a Antonio esa importancia en mí. Yo y mi costumbre de meter quinta, acelerando las cosas. Lo que más me jodía, es que le había dejado llegar dentro y en una sola semana se estaba cargando el castillo que ni me había dado tiempo a terminar. Pero, un momento ¿Cuándo había aceptado esta implicación emocional? Esto, ¿Cuándo lo había decidido?. No lo sé. Los sentimientos nacen y no avisan. Al igual que las flores. Ellas florecerán pero no saben cuándo, ni dónde.. Bueno, sea como sea, ahora era cosa mía sacarlo de la zona que está y cambiar mi actitud.
Soy como el hierro contra más calor más blando y cuanto más frío más duro. Así que si notaba a alguien lejano o me separaba, según pasara el tiempo
me iría enfriando hasta no sentir nada. Así la estrategia estaba clara. Lo primero era sincerarme y ser consecuente.
Siento miedo de implicarme y verme atrapada entre lo que pueda llegar a sentir sabiendo que no funcionará, porque lo que veo en sus hechos. Le dije sinceramente, que se me daba como el culo gestionar mi intensidad emocional. Que tenía ganas de que saliera bien pero tenía más miedo aún de que saliese mal. Y que le había dejado gestionar todo para ver su nivel de implicación y ganas con el fin de sentirme un poco más segura. Más clara no pude ser. Es verdad que debí de ser clara desde es principio y no andar poniendo otras excusas. Pero también tengo derecho a ser cobarde de vez en cuando.
Me parece curioso cómo me he autoreprendido por tener demasiado carácter y genio cuando era más joven y no haberlo modificado. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de las cosas que me ha ahorrado. Y de las tonterías de la gente que he evitado. El carácter terminó siendo un filtro natural para los impacientes y mentes cerradas, como evito ahora pero de manera más racional y justificada.
Puediera ser que él tuviera parcialmente razón y nuestras ilusiones fueran parcialmente iguales, por motivos distintos y todo fuera una forma distinta de hacer las cosas. Lo que me lleva de vuelta a la diferencia. Una pareja igual no puede funcionar, ya que la debilidad de uno, era la debilidad del otro. Una pareja opuestamente diferente tampoco podía funcionar porque los límites de cada uno chocarían con el del otro. Para mí, la combinación perfecta era la pareja diferente, pero complementaria.
Y por muy buenas capacidades que tuviese Antonio o yo. Tendíamos a la parte más diferente y opuesta.
Dónde él veía más días para vernos, yo veía desidia. Cuando tú sientes algo fuerte por alguien la espera es dura, no es un me da igual. Al menos así lo veía yo. Él me hablaba un amor adulto y maduro. Y siendo sincera, puede que "ese" amor sea demasiado para mí "inmadurez emocional". Como si le hubieran dado el primer Pentium a un troglodita.
Vivir el amor con calma y sin pretensiones no era para mí. Eso de si no te doy un beso hoy te lo doy el jueves, en mi mundo era caca. Se traducía en... me das tanto igual que besarte hoy o dentro de 4 días me va a suponer lo mismo. ¿Dónde estaban las ganas? Y ¿El entusiasmo?
Empiezo a pensar que esa seguridad en sí mismo y el interés no iban orientados a lo que yo pensaba. Puede que malinterpretase sus palabras y objetivo, claro. Y llegados al punto de decirme que fuera a su casa, aparentemente de broma, al día siguiente de su salida. Era evidente que estaba interesado en mí pero no de la manera que podía pensar.
Después de la discusión, parecía que todo se había arreglado. Al parecer quedaremos para mañana. Al principio fue un:- Te veo mañana y luego termino siendo un :-A ver si no termino muy tarde. Como siempre, él y sus acciones a medias. Me pregunto si hubiera sido la misma respuesta, en el caso de haberle ofrecido una noche sexual.
Las sensaciones que tengo son más negativas que positivas: no me hace sentir bien, no me genera confianza, me hace estar en conflicto conmigo misma y mis creencias... era evidente. El barco estaba a punto de hundirse.
Siempre intento poner a Corazón y Cerebro en el mismo bando contra un enemigo común. Bajo la frase eterna que uso para el autoconvencerme: Él necesita alguien diferente a mí y yo diferente a él. Aunque en este caso, era menos autoconvencimiento y más realidad.
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