¿QUÉ PARTE DE MÍ TIENE RAZON?

Estos días estoy dándole muchas vuletas a la cabeza a lo de Antonio, más de las vueltas que le dió la cabeza a la niña del exorcista. Sus cambios de actitud me empiezan a chirriar sólo a dos días de expresarme su buena "voluntad" . Retomar el contacto bajo su motivo:- sigo sintiendo cosas por tí y quiero dejar el pasado atrás. Sólo quiero ser feliz. 

Parecía decidido , nada con el Antonio que parcialmente había conocido en el pasado. ¿Puede que haya cambiado? Hay dos cosas que demuestran la realidad en una persona. Las palabras. Finitas, volubles, que parten de un sentimiento que se filtra por la racionalidad, o al menos así debería de ser. Y los hechos(compotamirnto). Más automatizado e inconsciente. Controlar ambos al 100% de casi es imposible, siempre hay un patrón de comportamiento que nos dice la verdad. 

Las palabras de Antonio eran : - Intento ir a verte hoy, pero hasta el fin de semana no es posible vernos. Ni siquiera tenían coherencia. Los hechos eran incoherentes en relación a las intenciones que me había expresado. Si a alguien le entusiasmas se nota y más después de haber dado " ese paso" de retomar el contacto. Si yo no le mandaba un WhatsApp no tenía noticias suyas, y eso sólo indica una cosa, que no quiere comunicarse. Así que me quedaba aceptarlo y superarlo. 

Mi brújula interior va de norte a sur a una velocidad vertiginosa. Y eso me molesta bastante, porque antes de llegar él, con sus ideas e ilusionarme, yo estaba muy tranquila. Sin necesidad de nada, ni de nadie. Puede incluso que esa fuera la meta desde el principio. Devolvermela. Generarme la ilusión de algo bonito y destrozarlo con sus manos. Soy buena abodaga del diablo, le he gando muchos juicios . Sé que me puedo equivocar y esa "imagen"malévola que tengo de él, esté equivocada, pero los hechos y las palabras apuntaban en esta dirección. 

Desde mis ojos la lección que me quiere dar, tiene como origen y fin lo que él mismo creo que debe de aprender. Dejar de cargar sobre los demás, sentimientos propios producidos y generados por sí mismo y no responsabilizándose de ellos. 

Tengo que reconocer, que sus primeras palabras me motivaron lo suficiente para creer en la parte bonita. Si no lo hubieran sido, obviamente no me hubiera molestado en contestarle al primer mensaje. Pensé de debía ir "contra natura" por esta vez. Que debía de ir en contra de mi intuición, porque quería creer en la buena voluntad de la gente y creer que lo que se supone que siente Antonio es real.

Yo como siempre, aprendo de la mi parte. Lo que en el pasado pasa en el pasado queda. Los motivos del pasado siempre se olvidan, en el presente siempre se recuerdan y de ellos en el futuro siempre se aprende. 

Pues esa era la guerra, ¿Creer o no creer? Ese era el dilema. Tenía mis cañones llenos confeti y purpurina preparados para explotar, pero al final, parece que será mejor vaciarlos y guardarlos. No habrá motivo de celebración. ¿Me estaba negando a ver la relaidad? ¿Puede que mi miedo a equivicarme saque lo peor de Antonio para yo no tener que gestionarlo? Mi miedo y yo, eramos el Dr. Jekyll y el señor Hyde en mi mismo cuerpo.

Puede que me esté negando a ver la realidad poniendo como excusa lo malo de Antonio, para así estar segura de que no me equivocaría y así tener mis sentimientos controlados bajo llave. Porque  se me da fatal controlarlos  y eso significaba que me terminaría viendo inmersa en una corriente que sólo se puede parar con frustración y lagrimas y eso era demasiada factura. 

Hay tipos de circunstancias en esta vida. Las que no se pueden controlar y que obviamente no podemos cambiar y las que podemos controlar, los que dependen de nuestras decisiones. Pero siempre, siempre, hay algo que podemos controlar. La actitud.

Ese era mi problema, la mierda de actitud que tengo ante este tipo de situaciones. Cada vez que alguien se interesaba en mí me veía en la obligación de ser amable, y en varios casos y como ahora en este, me termino implicando. Cada vez que me pasa algo así recuerdo a mi abuela que decía:- Por la pena entra la peste nieta. Gran mujer mi abuela, cariño y fuerza de hierro, todo en uno, como el mejor aflojalotodo. 

Y aquí me encuentro. Yo, lo más parecido a una hormiga en un hormiguero, intentando controlarlo todo, mientras todo me controla a mí. Hasta había encontrado la manera de controlar algunas cosas que no dependía de mí. Yo no puedo controlar a Antonio, pero si puedo controlar su actitud alejandome de él o no entrando en la dinámica de lo que él quiere para mí.  Poner un límite es lo primero que se debe de hacer en las relaciones entre personas. 

Cuando tengo que gestionar algo que me causa andiedad por no poder controlarlo y más cuando tengo que determinar el límite de hasta dónde quiero que me afecte, me pongo una fecha límite. Hasta esa fecha observo, pienso y decido. Así siento que soy yo quien controla el antes y el después. Y sé, que después de esa fecha, el problema ya no estará, tomando conciencia así, de que no es para siempre, lo que me ayuda con la ansiedad por falta de control. Es una herramienta que me ha costado adquirir. Sería lo más parecido a una navaja Suiza último modelo e irrompible, para Macgyver.

La fecha límite es este sábado. Viendo su actitud me planteo incluso no quedar con él. Habría una parte de mí que ahora quedaría incompleta por no saber qué ocurriría. Mi " ELLO" Freduriano. La otra parte de mí dice, si ya has tenido tantas posibilidades y no ha salido bien, está no tiene por qué ser diferente. Mi "SUPERYO" .Era mi favorito. Seguro, determinante y tranquilo. ¡El hombre de mi vida vaya!

Bueno respiro tranquila, el sábado saldré de éste embrollo emocional y volveré a la calma. Lo estoy deseando.  


Comentarios

Entradas populares de este blog

DEL ESTRÉS AL SEXO

¡MUERTA! ¡AL INFIERNO LATINO!¡

¿POR QUÉ SOY ASÍ?